Resumen |
A Teo no le gusta la noche, le da miedo. En cuanto oscurece, se pone a temblar como un dulce de gelatina y se imagina toda clase de criaturas terroríficas: una bruja con varita, un dragón verde limón, un esqueleto bailón o un vampiro volador. Pero hay algo de la noche que a Teo sí le gusta, su amiga Luna. La quiere tanto que al verla llorar una noche porque ha perdido su velo de luz, no dudará en emprender un viaje a través de la oscuridad y en busca de la única cosa que puede devolverle la alegría. |